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Como aprender a Orar | Parte I

Lucas 18:1…

También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar.

Cada vez que oramos le estamos diciendo a Dios tres cosas: dependo de ti, quiero hacer tu voluntad y tú eres el centro de mi vida.

Cuando estudiamos la Palabra de Dios nos damos cuenta que el gran éxito del ministerio de Jesús aquí en la tierra estaba basado en su vida de oración. En su condición de hombre él sabía que para hacer la voluntad del padre le era necesario e imprescindible tener una vida de oración. Jesús aunque es el hijo de Dios, él dependía de su vida de oración, porque la oración lo hacía más dependiente del padre celestial. Y no solo Jesús, sino también muchos hombres de Dios que tuvieron gran éxito en su ministerio y su propósito en Dios, dependían de su vida de oración, dándonos a entender que el camino más perfecto al éxito depende de nuestra vida de oración.  Muchos de nosotros operamos bajo un espíritu de independencia, tal como paso con Adán en el huerto de Edén, hacemos las cosas sin consultar a Dios porque hace mucho tiempo perdimos nuestra relación con Dios y todavía nos seguimos preguntado, ¿Por qué todo nos sale mal? Cuando estudiamos la palabra nos damos cuenta que estos hombres no hacían nada sin consultar a Dios, háblese de Abraham, David, Samuel, Daniel, Elías, los Apóstoles del nuevo testamento, entre otros, y fueron hombres que marcaron generaciones y de los cuales hoy en día se relatan en la palabra de Dios. Todos estos hombres tienen algo en común, y no era su estatus social, ni económico, ni su nacionalidad, ni sus nombres, lo que ellos tenían en común era su vida de oración.

Solo los hijos llevan una vida de oración constante delante de Dios.

Cuando Jesús vino a la tierra su propósito número uno era morir en la cruz para estrechar nuestra relación con Dios. Jesús pasaba horas orando al padre celestial y era evidente en sus demostraciones de milagros, señales, prodigios y maravillas de que Dios realmente estaba con él Juan 3:2. Jesús es nuestro modelo perfecto de cómo debemos vivir en esta tierra, por lo tanto, imitarlo a él es la mejor forma de alcanzar nuestro propósito y cumplir la misión que se nos ha sido encomendada desde antes de la fundación del mundo. Jesús es el modelo perfecto de como realmente debe vivir un hijo de Dios, por eso, cuando sus discípulos le pidieron que los enseñase a orar, Jesús le dijo: Cuando oréis decís: Padre nuestro que estas en los cielos Lucas11:1-2. Cuando vemos a sus discípulos mostrando su necesidad de aprender a orar es evidente que ellos habían presenciado las grandes cosas que sucedían cuando él oraba. Ellos andaban con Jesús pero no sabían por qué él pasaba tanto tiempo orando a solas con el padre celestial, y es que en la oración hay un secreto, que no hay nada ni nadie que pueda hacerte frente cuando llevas una vida de oración constante, por eso los enfermos sanaban, los endemoniados eran libres, las corazones eran restaurados y sanados, los mares y las leyes de la naturaleza se sometían al sonido de su voz, los perdidos eran salvos, los alimentos eran multiplicados, los muertos eran resucitados, entre muchas cosas más. Mi pregunta es, ¿Por qué no hacemos un gran esfuerzo por mantener nuestra vida de oración cuando hay tantas maravillas de las que podremos disfrutar? Una de los grandes privilegios de nuestra vida de oración es el poder relacionarnos con nuestro padre celestial, poder entrar a su presencia y sentir su abrazo, su amor, su ternura, su bondad, su compañía, su paz, su apoyo, su paternidad, entre otras cosas más. Cuando estamos decaídos Dios nos provee de lo que alcohol, las drogas, ni las malas compañías nos pueden dar. Muchos que no tienen a Dios en sus vidas acuden al alcohol, o a las drogas solo en busca de paz y apoyo, para sentirse más vacíos y depresivos. Pero cuando eres hijo de Dios, en su presencia puedes encontrar todo lo que el mundo no te puede dar.

Muchos son los que oran, pero son pocos los que reciben respuestas a sus oraciones.

Cuando Jesús le enseño a sus discípulos a orar, él nunca los enseñó desde una posición de amigos, sino desde una posición de hijos,

por eso, solo los hijos de Dios tienen acceso a la oración y a recibir respuestas. Esto explica el por qué muchas personas son las que oran, pero son pocas las que reciben respuestas a sus oraciones. ¿Por qué no recibimos respuestas a nuestras oraciones? ¿Será que no se orar? ¿Será por qué estoy en pecado? ¿Será que Dios no me escucha? Continuará… en la segunda parte.

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