EstudiosJovenLiderazgoMatrimonioMinisterioNoviazgoReflexionesSeries

Como tener una relación con Dios | Parte I

1 Juan 1:5-7… Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.

Nuestra comunión, intimidad y relación con Dios es afectada a como nosotros nos relacionamos entre nosotros mismos.

Mi relación con las personas afecta mi relación con Dios, porque en la relación demostramos quienes somos, de manera que, como tratamos a los demás es un reflejo de como tratamos a Dios. Esto explica por qué muchas personas no tienen una buena relación con Dios, porque en su corazón guardan resentimiento, celos y envidias hacia otras personas. Hay tres niveles de Relación con Dios:

1) Comunión: Es la etapa donde empezamos a hablar con Dios y nos limitamos solo a hablar cosas superficiales. Este el nivel del creyente nominal y religioso, aquellos creyentes que aparentemente tienen comunión con Dios cuando van a la iglesia pero cuando salen de la misma, siguen su vida normal.

2) Relación: Es la etapa donde llevamos a Dios a otro nivel, empezamos a salir con él, empezamos a compartir más a menudo y a involucrarlo en nuestros planes, propósitos y metas. Esta es la etapa donde llevamos a Dios a nuestra vida y no solo a la iglesia.

3) Intimidad: Es la etapa donde nos desnudamos completamente a Dios, empezamos a contarle nuestros secretos más íntimos y oscuros, es cuando entregamos nuestro corazón por completo a él porque tenemos una plena confianza hacia él. Esta es la etapa donde llevamos a Dios a nuestra habitación, a nuestro lugar secreto, al lugar más íntimo.

Nuestro nivel de relación con Dios va a estar determinado en la manera como tratamos a nuestros enemigos

¿Qué es caminar en luz? Es tener una buena relación con nuestros hermanos, es no tener resentimiento, es no tener envidia, ni celos, ni rencor, por eso cada día que le fallamos a Dios, él nos perdona porque él es la luz y si hubiera oscuridad en él (resentimiento) entonces él dejaría de ser Dios. El 95% de los creyentes hoy en día no tienen una relación con Dios por eso es que al venir la crisis ellos desmayan y se dan por vencido, dejan de venir a la iglesia, empiezan a criticar a Dios, se desaniman y empiezan a decir que Dios no existe, entre otras cosas más. Hagámonos estas preguntas, ¿Cómo era nuestra relación con Dios antes de una crisis o una circunstancia? ¿Cómo era nuestra relación con Dios antes de que te promovieran en el trabajo? ¿Cómo era nuestra relación con Dios antes de que recibiéramos algo por lo cual habíamos estado orando por mucho tiempo? ¿Cómo era nuestra relación con Dios antes de recibir un trabajo? ¿Cómo era nuestra relación con Dios antes de que nuestra familia se entregara a los pies de Cristo?

Es fácil caer en tentación y comprometer nuestros principios cuando no tenemos una relación con Dios, porque la relación con Dios es lo único que nos fortalece para mantenernos radicales a lo que hemos creído. Lo que fortaleció a Jesús cuando vino a este mundo era su relación con el padre, por eso, antes de ser crucificado él fue a la presencia de Dios porque en su condición de hombre le era muy difícil padecer la cruz. La palabra dice que su sudor era como gotas de sangre, por la agonía que estaba viviendo Lucas 22:44. Nosotros necesitamos esa relación con Dios para hacer su voluntad en momentos de tanta agonía.

La única religión del mundo que exige una relación con su fundador es el cristianismo, ya que Jesús es el único dios que vive por los siglos de los siglos, los demás fundadores de otras religiones están muertos.

Esto explica el por qué cuando una persona va a adorar a un dios de yeso o una imagen, ellos tienen un día y una hora específica para hacerlo, y en el momento cuando salen de aquel lugar, ahí mismo rompieron la comunión con su dios porque su dios está muerto y no puede trasladarse de un lugar a otro sin ayuda de una persona, demostrando su imposibilidad de ser dios. Por eso cuando un creyente tiene relación con el señor Jesucristo puede sentir su presencia y adorarlo en todos los lados, en el carro, en la iglesia, en su casa, en el trabajo, en el supermercado, porque nuestro señor Jesucristo está vivo y no necesita de nadie para trasladarse de un lugar a otro, y todo lo que tiene vida también tiene movimiento.

Hay tres grandes obstáculos que remueven nuestra relación con Dios:

1) Decepciones y desánimos. Muchas veces estamos tan decepcionados y deprimidos que no tenemos deseos de orar ni buscar a Dios. Debemos entender que las decepciones y desánimos son parte de la vida, pero no podemos sacrificar a Dios ante tal situación porque Dios es el único que puede ayudarnos a superar cualquier circunstancia.

2) Resentimiento y falta de perdón. Nuestra relación con una persona afecta nuestra relación con Dios. Muchas veces no somos capaces de perdonar a una persona, pero cuando le fallamos a Dios, si queremos que él nos perdone por haber mentido, por haber fornicado, por haber desobedecido, por haber fallado. Tenemos que tener bien claro que hasta que no arreglemos nuestra relación con nuestros hermanos y amigos, nuestra relación con Dios va ser mediocre porque delante de Dios no podemos ser hipócritas.

3) Temor del hombre. Muchas personas viven de acuerdo a las expectaciones de lo que va a pensar el hombre. Cuando van a la iglesia no se atreven a levantar sus manos ni a postrarse en la presencia de Dios, ¿Por qué?….

By: Profeta Ana Bogaert
Edición: Isangel Alcántara Falcón

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba