Muchas veces pensamos en lo que significa ser esclavo, ser esclavo es vivir bajo un régimen dictatorial donde no hay libertad de expresión, ser esclavo significa estar sujeto a un hábito que en vez de manejarlo, él nos maneja a nosotros, ser esclavo es dar como verdad una mentira, ser esclavo es servir a algo o alguien sin derecho alguno, ser esclavo es no tener dominio de ti mismo, de lo que piensas y de lo que haces. La peor esclavitud para un hombre natural es la cárcel pero para el hombre espiritual la peor esclavitud es el pecado. Ambas afirmaciones son válidas, ya que, lo que determina quién es tu amo es a quien has coronado en tu corazón. Pero hay algo mucho más poderoso que esas dos cosas, que se manifiesta antes de ir a la cárcel y antes de cometer un pecado y se llama ARGUMENTO.
Toda causa en nuestras vidas tiene una consecuencia, el argumento no se origina cuando hablamos, el argumento se origina en nuestros pensamientos. La palabra es la revelación de un pensamiento o sea nosotros hablamos lo que pensamos. Por eso vivir toda nuestra vida expuesto un argumento erróneo en nuestra mente es vivir esclavo a dicho argumento. Ahora, ¿Cómo sabemos que tenemos un argumento erróneo? Cuando este argumento por más bien formulado que este a raíz de la lógica, este contradice la palabra de Dios. Es imposible saber que estamos bien lejos de la luz de las escrituras, yo nunca sabia como andaba mi vida hasta que tuve un encuentro con Dios, su palabra sacó a la luz todos mis defectos, que en vez de quedarme como estaba, decidí buscar un cambio.
El argumento es una idea en nuestra mente que nos hace o impide avanzar
Un argumento impide que hagamos muchas cosas que nos dan beneficio o nos perjudican. Por ejemplo: muchas personas hoy en día no entran al evangelio no por testarudo sino por un argumento, muchos piensan que el evangelio es aburrido, otros piensan que el evangelio es una religión, otros dicen que no entran porque hay muchos hipócritas, otros piensan que el pastor es un estafador, etc. El argumento es una idea en nuestra mente que nos hace o impide avanzar. Si un día cometes un homicidio fue porque concebiste una idea que te pareció lo mejor aunque después fue lo peor, nadie cae en pecado si primero no lo piensa. Por eso la palabra de Dios es el antídoto a tu esclavitud, porque vivir sumergido en su verdad no es estar esclavizado porque la verdad te provee derechos como hijos.
Resistir el cambio de Dios en tu vida es la evidencia de que estás esclavizado
El esclavo no hereda sino el hijo, por eso Cristo vino a romper la esclavitud del pecado para hacernos herederos. Dios te ha provisto de armas poderosas en él para la destrucción de fortalezas, arriba en el versículo que leímos nos damos cuenta que dice: las armas de nuestra milicia no son carnales o sea las armas con la que luchamos no son naturales sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas. ¿Cuáles son las fortalezas? ARGUMENTOS, ALTIVEZ que se levanta en contra del conocimiento de Dios. ¿Cómo los destruyes? Llevando cautivo todo PENSAMIENTO a la obediencia a Cristo. A Dios sea la gloria.