
En nuestra búsqueda constante por agradar a Dios, a menudo nos encontramos atrapados en la creencia errónea de que nuestras acciones y buenas obras son suficientes para alcanzar su aprobación. Sin embargo, descubrimos que esta perspectiva puede alimentar nuestra conciencia, llevándonos a sentirnos aprobados por nuestras propias acciones, aunque en realidad estemos engañándonos a nosotros mismos. Este video nos invita a reflexionar sobre un concepto más profundo: el llamado a ser y hacer discípulos, un mandato central para todo cristiano.
Exploraremos cómo este llamado nos desafía a buscar la esencia de ser discípulos y, a su vez, inspirar a otros a través de nuestro ejemplo.
Como creyentes buscamos cada día, el agradarle a Dios, muchas veces pensando que por ser bueno y realizar obras seremos aprobados delante de Dios, que hagamos esto y muchas otras cosas no nos garantiza nuestra estabilidad eso solo alimenta la conciencia y en consecuencia nos sentimos algo así como aprobados y a la vez engañados por nosotros mismos.
Las buenas nuevas hay que predicarla a tiempo y has de tiempo.
El ser y hacer discípulo que es un mandamiento y el fin de todo Cristiano , al menos debería de ser, no consiste simplemente en hablar en ocasiones de Cristo a un grupo en particular de personas, con las cuales nos sentimos cómodos, sino que es más que eso.
La Biblia dice en Mateo 5:13: Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
El hacer discípulo lo primero que implica es uno ser discípulo ya que no podemos dar lo que no tenemos , debemos hacernos discípulos, tener el carácter de un discípulo, buscar el sentir de Cristo cada día para que podamos pensar como El piensa, no es solamente decir un versículo bíblico y abstenernos de lo que eso implica para nosotros, tendemos muchas veces a decir que hacer pero no hacer eso que decimos que se debe hacer.
Hacer discípulo significa que debes serlo primero
Como Cristianos Creyentes de Jesucristo mi intención es que recapacitemos y logremos quebrantar nuestras vidas, y trabajar para volvernos verdaderos discípulos con el fin de que podamos predicar tanto con nuestros hechos, como con nuestras palabras a aquellos que están sedientos de una palabra de vida que transforme su alma, y tu y yo podemos ser ese instrumento que Dios utilice para ensanchar su reino. Cristo te ama a ti y la humanidad haz que todos los sepan.
No seamos egoístas y prediquemos el evangelio.