
Hebreos 12:15…
Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados.
Unas de las evidencias que demuestra que amamos a Dios es cuando nos preocupamos por cuidar el corazón de las personas.
Una herida no es más que una ofensa no resuelta. Todo el mundo ha sido herido en alguna etapa de su vida. Hay heridas tan profundas que nunca sanarán hasta el día que conozcamos el amor de Dios. La mayoría de personas al llegar a la iglesia siempre llegan con una mochila cargada de amargura, odio, falta de perdón, ira y resentimiento hacia una persona y solo son libres cuando al fin conocen el amor de Dios. Una herida es la razón por la cual muchas personas se ahogaron en la amargura, el odio, el rencor y nunca más volvieron a encontrar la paz. Una herida es la razón por la cual muchas personas se apartaron de la fe, otras cometieron homicidio y demás actos aberrantes. Una herida es la razón por la cual muchas personas son hoy lo que nunca pensaron que iban a ser.
La única manera de sanar una herida es a través del perdón, y perdonamos cuando nuestro amor es más grande que el odio que nos quiere consumir Santiago 5:16.
No todo el mundo tiene la suficiente madures para enfrentar una herida, por eso, muchas personas antes de perdonar prefieren vivir con ese dolor toda su vida hasta quedar sin el mínimo grado de aliento. Una persona inmadura se le hace muy difícil perdonar y pedir perdón. Una herida puede destruir nuestra relación con Dios sino la afrontamos con madurez. Una herida nos roba la felicidad, el amor, la paz, la esperanza, destruye nuestro potencial, nos quita las fuerzas, una herida es la razón por la cual muchas personas ya no confían en nadie, incluso aquellas personas muy cercanas que son dignas de confianza. En artículos anteriores decía que las heridas más profundas vienen de las personas que más amamos, porque cuando amamos a una persona es porque una parte de nuestro corazón le hemos entregado.
¿Cuáles son los indicadores de una persona que está herida?
- Habla mal de la persona que le hirió.
- Cada vez que piensa en esa persona, le causa dolor o ira.
- Muchos usan un escudo de autodefensa frente a los demás, suelen ser rígidos y distantes, y se escudan detrás de un carácter fuerte.
- Desconfían de todo el mundo.
- No abre su corazón a nadie, ni aun a los que han estado cerca por mucho tiempo.
- Con el tiempo se van enfriando en su relación con Dios.
- Tiene constantes ataques de ira.
Una herida te afectará a la magnitud de como la enfrentes en el momento causado.
Las heridas son como las ofensas, debemos de estar preparados para lidiar con ellas porque siempre tocarán nuestra puerta. La palabra de Dios habla en Efesios 4:26 de no dejar poner el sol sobre nuestro enojo, por eso, cuando somos heridos debemos por todos los medios de solucionar el problema en el momento donde nos lastimaron, para que la herida no se haga más profunda. Quizás hayas pasado por este proceso tan doloroso, pero debes entender que debemos perdonar para sanar y para alcanzar el perdón de Dios Mateo 6:15. Perdonar no es algo fácil para el hombre, por eso necesitamos el amor de Dios. Si no puedes perdonar es una clara evidencia de que necesitas llenarte del amor de Dios. Es más duro saber que la persona que te hirió no se arrepiente de lo que hizo, pero aun así, eso no nos da el derecho de odiarla, Dios nos manda a perdonarla y a dejarla ir. Aunque te humilles, aunque llores, aunque te quebrantes, debes perdonar, y te aseguro que de ti se estará hablando en los cielos por siempre. Recuerda, grande no es aquel que se exalta a sí mismo, sino aquel que se humilla con tal de hacer la voluntad de Dios. Jesús es nuestro mayor ejemplo, él tenía toda la razón para odiar a aquellas personas que lo maltrataron injustamente, pero su amor era tan grande, que nunca dejo que el odio doblegara su gran amor.
Una de las puertas más grandes que le podemos abrir a satanás es a través de una herida, ya que nuestro corazón está totalmente vulnerable a las sugerencias del enemigo.
Cuando una herida toma fuerza en una persona, ya no le queda otra alternativa que ahogarse en los vicios, ya sea el alcohol, las drogas, puede ser una relación sentimental temporal, entre otras cosas, para intentar calmar su dolor. Con el tiempo van perdiendo totalmente el sentido de la vida a causa de la amargura, la vida empieza a olerle mal, las decisiones que toma no miden las consecuencias, se vuelven rebeldes, iracundas, desleales, entre otras cosas.
Las heridas nos enseñan a madurar o nos enseñan a odiar, todo depende de la condición del corazón afectado.
Unos de los lugares donde se conciben más corazones heridos son en las relaciones de pareja. Y las relaciones de pareja es donde la mayoría de nosotros estamos involucrados. En artículos anteriores decía que una persona que ama de verdad está arriesgada a ser herida y ser maltratada, y aun teniendo este riesgo, Dios nos manda a amar porque sin amor es imposible que Dios intervenga en una relación y si Dios no interviene es imposible que haya restauración. Amar no es un sentimiento sino una decisión que debemos tomar todos los días, por eso, muchos amores terminan cuando los visita la herida porque no supieron amar con el amor de Dios. Debemos aprender a lidiar con las heridas porque tarde o temprano alguien va a intentar herirnos y debemos de enfrentarla con toda madurez.
¿Cómo sanar una herida?
- Pídele a Dios en oración que te llene de su amor.
- Enfrenta la verdad.
- Confiesa la ofensa a la persona que te hirió (debe ser personalmente).
- Pídele perdón a esa persona, confesarlo en voz audible delante de ella.
- Desarrollando dominio propio para no dar lugar al enemigo.
- Haciendo un compromiso con Dios de empezar a vivir por la palabra y no por nuestras emociones.
- No rompas tu amistad con esa persona hasta que sane el dolor totalmente, después que sanes ya estás preparado(a) para dejarla ir.
Algunas preguntas importantes acerca de las heridas:
- ¿Cómo sabemos que hemos sanado?
Cuando al recordar lo que nos hicieron, ya no nos duele más. Recordamos mas no sentimos ningún dolor.
- ¿Qué hacer a aquellos que no aceptan nuestro perdón?
Una vez nos humillamos y pedimos perdón, de ahí en adelante, si la persona no quiere perdonar, ya es problema entre ella y Dios, lo único que se puede hacer es orar.
Oración: Nuestro oración debe ser, padre, enséñame a perdonar a otros así como tú perdonas mis faltas día a día. Dame de tu gran amor para perdonar a aquellos que me han herido, no permitas que la amargura y el odio tome lugar en mi corazón y cierre los cielos para mí. Es difícil para mí perdonar, pero para ti todo es posible, en el nombre de Jesús, forma en mí un corazón perdonador y lleno de tu amor, amen.