El único Dios verdadero es un ser cognoscible, y eso es porque Él se ha revelado a la humanidad. Revelar significa «quitar el velo». Implica el retirar la cubierta de algo que estaba oculto. Los seres humanos tenemos una naturaleza cognitiva, es decir, podemos obtener información a partir de la percepción. De manera que, esa capacidad natural nos faculta para conocer el Dios que se ha revelado. Podemos conocer a Dios de dos manera, a través de su revelación universal (la creación) y su revelación especial (La Biblia). La creación es la revelación universal por dos razones:
1. Porque esta revelación es por medio de la naturaleza,
2. Y porque ha sido revelada a toda la humanidad, o sea, todos los seres humanos tienen acceso a esta revelación.
El contenido de la revelación universal nos presenta a Dios como creador de todas las cosas. Por medio de esta revelación podemos saber que Dios existe. Su gloria es visible en la creación, es decir, sus atributos o perfecciones divinas. Respecto a esto el dulce cantor de Israel exclamó: Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de sus manos (Salmos 19:1). David al igual que nosotros pudo apreciar los atributos de Dios desplegados en la creación. Del mismo modo el apóstol Pablo expresó: porque lo que se conoce acerca de Dios es evidente dentro de ellos, pues Dios se lo hizo evidente. Porque desde la creación del mundo, sus atributos invisibles, su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que no tienen excusa. (Romanos 1:19-20).
Lo que Pablo le está diciendo a sus lectores es que, el conocimiento de Dios ha sido revelado a la humanidad a través de su creación de forma tan contundente que nadie puede atreverse a negar la revelación divina. No hay razón para ser ateo o agnóstico. Puesto que Dios se puede conocer en la creación. Sin embargo, miles de personas alrededor del mundo siendo testigos de esta revelación natural de Dios han optado por rechazarla y sustituirla. Prefieren adorar a Dios a su manera y no como es digno de adorarle. La Biblia enseña que el acto de adorar a Dios de forma inadecuada y adorar cualquier cosa que no sea el único Dios verdadero es idolatría.
Tal y como lo expresa Pablo: A pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se extraviaron en sus inútiles razonamientos, y se les oscureció su insensato corazón. Aunque afirmaban ser sabios, se volvieron necios y cambiaron la gloria del Dios inmortal por imágenes que eran réplicas del hombre mortal, de las aves, de los cuadrúpedos y de los reptiles. (Romanos 1:21-23). Esa es la triste realidad de nuestro mundo. En una ocasión alguien dijo “Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza, y las criaturas pretenden hacer lo mismo, es decir, diseñar un dios a su imagen y semejanza, y no aceptamos su revelación objetiva.
[pull_quote_center]Las escrituras son un auto retrato de Dios, por lo tanto, podemos conocer por medio de su palabra las cosas que Dios ama, las que aborrece, las cosas que hizo en el pasado y sus planes para el futuro.[/pull_quote_center]Por otro lado, Dios se ha revelado de forma especial por medio de las escrituras. La Biblia es la revelación especial de Dios porque en esa biblioteca sesenta seis libros, Dios no solo se revela como creador, sino que además se revela como el salvador del mundo. También por medio de ella podemos conocer su carácter (sus atributos) de forma más ampliada y profunda. Las escrituras son un auto retrato de Dios, por lo tanto, podemos conocer por medio de su Palabra las cosas que Dios ama, las que aborrece, las cosas que hizo en el pasado y sus planes para el futuro. La Biblia es un libro singular en su contenido. Único en su contenido moral (Éxodo 20:3-18). Excelente en su unidad temática, desde Génesis hasta apocalipsis la Biblia tiene como fin revelar a Cristo, ya que Jesús es el único medio que Dios a provisto para que podamos obtener salvación (Hechos 4:12).
En conclusión, Dios se ha revelado en el libro de la Biblia y el libro de la naturaleza, por lo tanto, podemos conocer a Dios; pero eso no significa que podemos conocer todo sobre él. Puesto que, Dios es un ser infinito y nosotros finitos solo podemos conocer las cosa que a Dios le plugo mostrar. Hay una parte del conocimiento de Dios que permanece oculto (Deuteronomio 29:29). Así que, debemos ocuparnos de conocer y deleitarnos en lo que Dios ha revelado ya que conocerle es la vida eterna (Juan 17:3).