Dios creó el matrimonio para mantenernos sexualmente puros. Él que concedió la belleza de la sexualidad también ordenó la pureza en el matrimonio como su manera perfecta de disfrutar completamente su don. El Señor desea que tengamos siempre las ricas bendiciones de lo mejor que él tiene. El creó un contexto para la sexualidad que siempre promueve el amor, que honra la pureza, que guarda siempre la seguridad y recompensa el compromiso permanente. El sexo es el regalo perfecto de Dios para sellar y bendecir el pacto que el marido y su mujer hicieron. Aquellos que buscan satisfacer sus propia carne y deseos sexuales fuera de lo que Dios ha planeado, caen en la terrible trampa de pecar contra su propio cuerpo, su esposa y Dios.
pero, por el peligro de la prostitución, cada uno debe tener su propia esposa, y cada mujer su propio esposo >> 1 Corintios 7:2 DHH
El matrimonio es la solución de Dios para la inmoralidad sexual. Cuando tu satisfaces las necesidades de tu esposa, la estás ayudando a caminar en la pureza. Más debemos de saber que la pureza es mucho más que evitar relaciones amorosas. Esta se extiende manteniendo tus ojos, hábitos y emociones honrando a Dios. Esto trae una gran paz para tu matrimonio, una paz que sólo la pureza puede ofrecer.
