2 pedro 1:4 “Por las cuales nos son dadas preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas fueseis hechos participantes de la naturaleza divina, habiendo huído de la corrupción que está en el mundo.”
Mi esposa suele leer muchos artículos sobre compras, tiendas por departamentos y supermercados, cosas de chicas.
Y hace un tiempo leyó un articulo que recomendaba comer una merienda antes de ir al súper mercado, haciendo entender que ir saciado al súper disminuye en un gran porcentaje la compra de artículos innecesarios, que por estar hambriento podrían ser agregados al carro de compra.
Así que en la siguiente visita al súper lo intentamos, y resultó ser cierto.
Porque el hecho de visitar el súper con el estomago en reserva, abre un apetito voraz que te invita a cargar con todas las góndolas, y un efecto totalmente inverso, si vas saciado.
Esto nos llama a un uso hermenéutico del asunto, el Apóstol Pedro, en su segunda carta, capitulo 1, nos habla de dos grupo de acciones que se anteponen entre si, haciéndonos entender que si no luchamos por esas buenas acciones, las malas usurparán su lugar.
Incluso habla del termino “ociosos”, cual si esta condición nos hiciera presa de la circunstancias y en el verso 8 nos advierte: “Porque si en vosotros hay estas cosas, y abundan, no os dejarán estar ociosos, ni estériles en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.”
Y aquí va la aplicación: El mundo es una gran plaza, con suculentas ofertas para la carne, las cuales nos hacen denotar una falsa necesidad que envuelve nuestros sentidos y voluntades, ellas pueden seducir al comprador hambriento que llega a ser conducido por el ocio.
Pero aquel que antes de salir, toma una porción del manjar de su Padre, estará satisfecho, y saldrá a este mundo en busca de las cosas que son realmente una necesidad para el hombre, obviando toda oferta carnal que amenaza al comprador hambriento, y si te llenas de tu Dios antes de salir, ese comprador no serás tu.
Porque no nos quedan dudas que al terminar la compra, el supermercado tiene una salida común, justo despues de las cajas registradoras, y allí te pasarán factura, nadie saldrá de este mundo sin pagar su cuenta.
Por lo que mi consejo es, no salgas en reservas a este mundo, saciate de Dios, llenate de su Espiritu, y verás como regresarás a casa solo con lo necesario.
La saciedad del cristiano, está en la Palabra de Dios, escudriñala cada día.