Así de forma aislada, este versículo y esos términos suenan algo complejo. Pero quise tomarlos porque encierra en sí mismo una gran enseñanza.
Esas palabras registradas en el libro de Daniel, fueron escritas en la pared del palacio real del Rey Belsasar, rey de los caldeo en el imperio Babilónico.
Resulta que Babilonia había invadido a Israel, y tomaron los jóvenes para llevarlos cautivos a Babilonia, pero también tomaron los utensilios del templo, utensilios que estaban consagrados a Dios.
Entonces el Rey Belsasar en una de sus fiestas en el palacio con los príncipes, sus esposas y concubinas, tomaban vino, y el rey mando buscar las copas y los vasos que habían traído del templo de Jerusalén, para tomar vino en ellos.
Esto resulto una blasfemia contra Dios, y en medio de la fiesta, apareció una mano sola, que escribió en la pared del palacio la frase: MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN.
El rey preocupado mandó llamar todos los sabios, astrólogos y adivinos del reino para que le interpretaran lo que estas palabras querían decir, les ofertó un collar de oro, vestirlos de purpura y hasta convertirlo en el 3er hombre más importante del reino, pero ninguno pudo.
Luego pensaron en Daniel, uno de los jóvenes que había sido traído cautivo de Israel.
Efectivamente buscaron a Daniel, el rey le mostró la escritura, y Daniel procedió a interpretar.
Y esta es la interpretación; Daniel le dijo: “Esta es la interpretación del asunto:
MENE: Contó Dios tu reino, y le ha puesto fin.
TEKEL: Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto.
PERES: (Uparsín) Tu reino ha sido roto, y dado a los medos y a los persas.” (Daniel 5:26-28)
Y relata la historia que el Rey Belsasar murió esa misma noche.
Entonces, ¿Qué aplicación tenemos para esto?
Sin duda que esta es una de las historias más insólitas del A.T., pero nos trae una gran enseñanza, y yo quiero enfocarme en una de las palabras de esta frase, en específico la segunda.
Recuerdan que la frase fue: MENE MENE, TEKEL, UPARSIN…
La palabra MENE se repite, así que la segunda es TEKEL (que quiere decir Pesado) y la traducción a esta palabra fue: “Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto”.
Esta frase me impresiona porque todos sabemos que hoy en día el “Peso” de las personas tiene un valor impresionante en su desenvolvimiento.
La obesidad es considerada como un estado mórbido. Las chicas se someten a dietas, y todos los días se suben a la balanza, y cuando el peso no es el esperado, se frustran.
Hay deportes, sobre todos los de combate cuerpo a cuerpo, necesitan que ambos contrincantes cumplan con un peso específico para la pelea.
Así que todos cuando nos subimos a la balanza, o peso, queremos tener el peso ideal, y cuando no es así, nos decepcionamos.
A este rey Belsasar, quien lo subió a la balanza fue Dios, y le mando decir: “Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto”.
En otras palabras, no has conseguido el peso que deberías tener. Y lo interesante es que no solo el rey Belsasar, sino que algún día, todos nosotros seremos subidos a la balanza de Dios, y recibiremos un veredicto.
Entonces surge la pregunta, ¿Que debemos hacer?
Cuando queremos alcanzar un peso específico, lo que hacemos es la dieta y el ejercicio, y luego nos subimos al peso. Esto guarda mucha relación con el plano espiritual. Hay una dieta espiritual y un ejercicio espiritual que debemos hacer en este gran gimnasio llamado mundo.
[pull_quote_center]Y hay un manual llamado “Biblia” que contiene todas las rutinas y las dietas espirituales que debemos hacer en este mundo, para cuando Dios nos suba en la balanza, logremos un veredicto distinto al del rey Belsasar. Que no seamos hallados faltos de peso.[/pull_quote_center]
Ese manual llamado “Biblia” narra esta historia que les acabo de compartir, de aquella mano que escribió en la pared, una condena para el rey Belsasar.
Pero ese mismo libro, también narra la historia de otras manos, unas que fueron perforadas en la cruz del calvario por nuestros pecados, y hoy gracias a él, solo tenemos que confesar nuestros pecados, para recibir de manera automática el peso ideal.
Me refiero a las manos de Nuestro Señor Jesucristo, manos que no vivieron con un veredicto condenatorio, sino redentor.
Recibe su perdón, ejercítate en lo espiritual y al subir a la balanza tendrás la satisfacción de haber cumplido con lo que se te pidió. Bendiciones!