
Hemos leído este mensaje cientos de veces en edificaciones públicas y parques, muchas veces después de que lo hemos hecho, y con un sentir de reprensión miramos a todos lados cerciorándonos de que nadie nos vio.
Muchas han sido las razones; por acortar camino, por sentir abandonar lo rustico de la calzada, por el mero hecho de sentir más de cerca la naturaleza, de hecho hay cierto césped que parece que nos dice: “Ven reposa sobre mi” y sentimos la tentación de olvidarnos de todo y lanzarnos sobre él.
Pero el césped no habla, es nuestra ilusión tratando de evitar el pequeño madero que dice “no pise la grama”
Tal vez si no existiera la advertencia, ni nos llamara la atención el verde color y acolchonado camino a cualquiera que sea el destino, pero la advertencia despierta curiosidad, y para mostrar madurez, seguimos por la acera.
Cuando se construyó el parque, el ingeniero destinó un espacio para los caminos, arquitectónicamente diseñados, para permitir y agilizar el flujo de personas, y apartó otro espacio al que bien llamó “Áreas Verdes” era lógico que las personas caminaran por los caminos y no por la grama, pero aun así el ingeniero decidió advertir, con un pequeño madero que lleva incrustado un escrito: “No Pise La Grama”
Así se mueve la vida, estamos supuestos a llevar un proceder moral, justo y responsable, pero más allá, que Dios sea honrado con nuestro proceder, que como buenos ciudadanos del Reino caminemos por la acera, pero en ocasiones vemos el césped y nos sentimos llamados a descalzar nuestros pies y caminar libre sobre el césped, sin normas, sin ruta definida, muchas veces sin destino, girar y girar en medio del manto verde natural.
Pero como nos sentiríamos sin luego de complacer nuestro gusto, nuestros ojos chocaran con una firme mirada del ingeniero que nos observa desde una de las banquetas del parque, el observando detenidamente como tu maltratas lo que le costó construir, como tú haces uso inapropiado de su gran creación.
Tal vez te haría bajar la cabeza, y avergonzado volverías al camino…
Dios nos ha permitido caminar por el este mundo, y el hombre ha hecho uso de su raciocinio para vivir conforme a normas morales (muchas veces cayendo en moralismo) pero más que eso Dios ha establecido sus normas, él sabe que nos sentimos llamados por la moral a no pisar la grama, pero él decidió tomar una tabla y gravar en ella un mandamiento: “No Pise La Grama” pero muchas veces obviamos ese mandato, y caminamos con libertinaje sobre el césped.
Con esto dañamos el parque que Dios nos ha construido, pero más que esto, en el césped suelen los caninos hacer sus necesidades y esto va a contaminar tus pies, de lo cual luego te sentirías avergonzado.
Jesucristo el hijo de Dios cargó sobre su espalda un madero para que sirva de alerta y aviso, para evitar que hoy nosotros pisemos la grama, pero muchos han ignorado el mensaje, y caminan plácidamente por el césped, y no se han dado por enterados que el gran arquitecto diseñador y constructor de este mundo observa detenidamente sus movimientos, y cuando se hayan agotado de girar y correr sobre el césped, terminaran frente al madero, con el letrero donde tendrán que confesar su mal proceder.
Así que antes de que esto acontezca, se prevenido en esta vida, lee detenidamente las normas de esta construcción, que se encentran en su Palabra santa, la Biblia, para que sepas por donde caminar, y sobre todo que nunca, pero nunca, pises la grama…