1 Corintios 9:24 Corred de tal manera que lo obtengáis.
La frase que mas me agrada escuchar cuando viajo en avión es: “Abrochen sus cinturones de seguridad y prepárense para el descenso” y es que en todo vuelo para darle el calificativo de exitoso, aterrizar importa!
No importa desde que terminal haya partido, no importa lo breve que haya sido, ni siquiera las turbulencias, si tuvo un buen aterrizaje, ha sido un vuelo exitoso.
Incomodo tal vez, fatigante quizás, te mantuvo los pelos de punta, puede ser, pero cuando los neumáticos de esa gran ave de acero hacen contacto con el pavimento, creo que igual nuestro cuerpo se encuentra con el alma.
Por lo que creo fielmente que nuestra vida es un vuelo, que partió un día desde el aeropuerto internacional de Dios (Jer. 1:5) y un día vamos a aterrizar en un aeropuerto llamado “Juicio final” (Heb. 9:27) y debería importarnos haber tenido un viaje exitoso.
Todo avión que despega de una terminal aérea, lo hace con autorización de la misma y con previo acuerdo con la base donde planea descender. Lo que podríamos definir como una proyección de su ruta.
Deberíamos actuar en igual modo, sabemos que llegamos a este mundo por permiso de Dios, pero debemos preguntarnos, hacia donde vamos, cual es mi plan de ruta, puede que el trayecto sea tortuoso, que haya turbulencias, mal tiempo, pero si tenemos un destino, una pista, no la perdamos de vista para que un día alguien recite a nuestros oídos: “Abrochen sus cinturones de seguridad y prepárense para el descenso”
Y podamos definir esta breve vida como un viaje exitoso…
Siempre al aterrizar las azafatas nos dan la hora y el clima del país al que hemos llegado, y realmente no se a que hora llegaremos al cielo, ni que clima nos esperará, pero si se que será agradable y perfecto.