Reflexiones

Me resisto a cambiar

Éxodo 5:2…

Y Faraón respondió: ¿Quién es Jehová, para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco a Jehová, ni tampoco dejaré ir a Israel.

Lejos de Dios solo cambiaremos nuestra apariencia física.

Un día me detuve a pensar, ¿Por qué las personas no cambian en un mundo donde sobreabundan los buenos consejos, donde hay tantas leyes, donde hay tanta educación, donde la palabra de Dios la escuchamos en todos lados, en todos los medios de comunicación, pegada en postes, en las redes sociales, y demás lugares? Y cuando me detuve a leer muchos escritos me di cuenta que la sabiduría de Dios que viene de la palabra está siendo sustituida por una sabiduría egocéntrica (centrada en nosotros mismos), frases que suenan muy bonitas pero no te llevan al arrepentimiento ni a la sumisión sino a la altives, la arrogancia, los hace más rebeldes y peor aún, los llevan a saber menos de Dios. Toda frase que se origina en nuestro ego y no en la palabra de Dios, nunca reflejaran sabiduría ni amor, de lo contrario reflejaran orgullo, arrogancia, altives y rebelión.

Mientras más orgullosos somos más ciegos estamos a la verdad de la Palabra de Dios y más lejos estamos al cambio.

Muchas de esas frases que vemos en las redes sociales contradicen la palabra de Dios, por eso muchas personas no quieren saber de Dios, ni de su palabra, ni de su amor, porque se están alimentando de la fuente equivocada. Nuestras palabras reflejan la condición de nuestro corazón. El ego solo quiere ser alabado, solo quiere que le digan lo que quiere escuchar, no quiere nada que lo lleve a volverse a Dios, se niega a reconocer la verdad, porque esa semilla de iniquidad aún sigue obstaculizando la vida de Dios en nosotros. El ego solo quiere que le hablen mal de la pareja o la persona que la hirió, se siente grande cuando le dicen que la otra persona fue que cometió el error, el ego se niega a perdonar y pedir perdón, el ego odia el sacrificio para mantener una buena amistad, el ego es orgulloso (sino me habla no le hablo, él o ella no es más importante que yo), el ego no quiere humillarse, entre otras cosas más. Cuando me detengo a leer muchas de estas frases me doy cuenta que nunca nos lleva a pedir perdón, nunca nos lleva a orar y buscar a Dios, nunca nos lleva a humillarnos con tal de mantener una buena relación, nunca nos lleva a pensar en los demás, todo es mi vida, mis deseos, mis intereses, mi reputación, mi forma de aparentar frente a los demás, entre otras cosas.

Nunca habrá cambio en nuestra vida si solo nos quedamos en el oír, Dios quiere que pasemos al ámbito del hacer.

Vivimos en un mundo donde decimos más que lo que hacemos, hacemos más las cosas malas que no decimos que las cosas buenas que si decimos. Somos los mejores dando consejos pero los peores aplicándolos a nuestra vida, por la condición de nuestro corazón. Por eso cuando Jesús hablada de su palabra no toda la semilla caía en buena tierra, la tierra en la parábola del sembrador representa el corazón Mateo 13:18-22. Algunas cayeron en el camino, otras cayeron en espinos y otras en pedregales pero algo que tenían en común estas últimas tierras era que eran incapaces de producir frutos, ósea, corazones incapaces de aplicar lo que habían escuchado de parte de Dios. Por eso es que escuchamos tanto a Dios hablar pero no nos detenemos a aplicar lo que escuchamos, porque no somos buena tierra, la buena tierra siempre produce y multiplica lo que es sembrado. El gran problema de este mundo no es la carencia de ley ni de buenos consejos sino la falta de un corazón transformado. Este mundo no necesita más letras, este mundo necesita un encuentro con el Dios vivo. Las personas de este mundo que constantemente le huyen a Dios solo cambiaran su apariencia física, pero su corazón irá de mal en peor todos los días. Qué difícil es ver como la tasa de suicidios aumenta y las personas no se detienen a ver lo que está pasando, todo radica en el problema del mismo corazón (falta de Dios en él).

Características de un corazón que es buena tierra (humilde):

  • Es enseñable.
  • Es sensible al cambio de Dios.
  • Tiene una relación íntima con Dios.
  • Se deja corregir.
  • Se esfuerza por aplicar las cosas buenas que aprende.
  • Es humilde.
  • Siempre quiere aprender algo nuevo.
  • Siempre están creciendo en todas las áreas de su vida.

Con todo este tema concluyo diciendo: el orgullo es totalmente contrario a las características de un corazón que es buena tierra. Y el orgullo es el producto del reinado del ego y no de Jesús en nuestro corazón. Un corazón altivo que siempre lo sabe todo nunca va a accionar la palabra que escucha de parte de Dios. Si quieres ser buena tierra el orgullo es la plaga que debes destruir. Muchos de nosotros no aplicamos lo que escuchamos de parte de Dios porque no queremos morir a nuestros propios deseos (nuestro yo). Si la palabra de Dios afecta nuestros intereses, o toca nuestro ego, pues empezamos a decir que esa palabra no viene de Dios. Si eres de las personas que escuchan mensajes muy ungidos y lees constantemente la palabra y sigues sin cambio, te motivo a que revises tu tierra (Corazón). Muchos de nosotros nos ponemos muy religiosos creyendo que Dios va a bajar del cielo a darnos una palabra, cuando tenemos la Biblia cogiendo polvo en nuestras casas y nuestros líderes roncos de tanto hablar, otros quieren escuchar a Dios y ni siquiera van a la iglesia, otros creen que son salvos sentados en sus casas viviendo el evangelio como ellos entienden, otros supuestamente creen en Dios pero cuando le hablan de Dios se molestan. Queremos escuchar la voz de Dios pero no sabemos ni siquiera los medios por los cuales él nos habla. Yo te aseguro que si escuchas a tus pastores y líderes hablando de Jesús y no lo aplicas, tampoco aplicarías la Palabra si baja un ángel del cielo a predicarte. Muchos escuchan la Palabra en las calles a través de predicadores, y solo le sale decir que son unos fanáticos sin saber que es Dios mismo que le está hablando a un mundo que necesita arrepentimiento.

A muchos se les habla del perdón y aún siguen teniendo falta de perdón en su corazón hacia una persona, porque solo son oidores y no hacedores Santiago 1:22-24. Es bueno escuchar la palabra pero es mucho mejor aplicarla a nuestra vida. El cambio en una persona radica en dos etapas: 1) Escuchar y 2) Aplicar, y sin obediencia es imposible llegar a la segunda etapa. La obediencia es el puente que nos lleva de escuchar a aplicar y como producto de esto obtenemos el cambio. Qué difícil es ver a una persona que dice que no necesita cambiar, cuando todos los días debemos cambiar algo nuevo porque nuestras imperfecciones y defectos son muchos. Este mundo fuera diferente si las personas en vez de pensar pertenecer a un grupo religioso, iniciaran una relación con Dios para cada día cambiar la condición de su corazón. No hay un día que antes de alzar una palabra al cielo primero diga: señor te alabo porque solo tú eres digno de ser exaltado, pero en este día también necesito tu perdón porque sé que de una manera u otra te he fallado, y después empiezo a confesar los pecados cometidos y mis debilidades. Porque he entendido que Cristo se hace fuerte en un corazón que reconoce que es débil sin él, mientras más dependo de él más fuerte me hago en él. Pero eso solo sucede en la relación, en la religión creemos que somos perfectos y que no tenemos nada de que arrepentirnos, empezamos a hacer un montón de cosas para Dios creyendo que eso limpiara nuestros pecados cuando lo queremos limpiar es nuestra conciencia. Es como decir en el corazón: señor yo le hable mal a mis padres pero recuerda que le hable de Jesús a otra persona, porque la religión te enseña a sustituir las obras por el perdón y el arrepentimiento. Eso explica porque muchos van a la iglesia y aun así no cambian, solo andan disfrazados.

Sin cambio será imposible reflejar el amor del Dios.

Oración:

Señor gracias por todo, gracias por ser mi Dios y mi señor, gracias por la verdad de tu palabra que me dice las tantas cosas que debo corregir, pero me regocijo porque no cambiare con mis propias fuerzas o mis propios métodos sino con el poder de tu espíritu santo y la disposición mía de anhelar ese cambio, gracias porque tu palabra es el espejo donde veo todos mis defectos pero el punto de cambio donde debo llegar, y así llegar al carácter de Cristo. Cámbiame señor porque tengo muchos errores y defectos y en mis propias fuerzas nunca cambiare, en el nombre de Jesús.

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