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El deber de no avergonzarse

Romanos 1:14-16 A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor.  Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en Roma. Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.

¿De qué no se avergüenza el apóstol? El evangelio era la máxima motivación del apóstol, “el Evangelio” que es la buena noticia, una noticia que transforma vida, da esperanza, da vida.

– Era una religión nueva, sin tradición.
– Despreciada de los sabios y poderosos.
– Perseguida en muchas partes.
– Profesada por los más pobres y humildes.
– No siempre honrada por sus seguidores.

¿Por qué no se avergonzaba?

La razón fundamental que tenía el apóstol de no avergonzarse es porque es poder de Dios:

· Para persuadir y convencer. Heb. 4:12
· Para dar salvación. Rom. 8:1
· Para regenerar y transformar. 1Co. 6:11
· Para dar vida eterna. Jn. 1:12
· Suple la necesidad universal. (judíos y griegos). Rom. 3:21-31

¿Permitirás que el evangelio salve a otros y no a ti? No hay por qué avergonzarse del evangelio.

Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. >> Mateo 8:11-12

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