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¿Por qué te desesperas?

2 Corintios 4:7-10… Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos.

Satanás usa la desesperación con el único fin de llevarnos a tomar decisiones equivocadas. Cuando estamos desesperados estamos vulnerables y abiertos a escuchar la voz de satanás.

Una de las armas que satanás está usando para desenfocar a los hijos de Dios y al mundo es la desesperación. Cuantas personas hoy en día se desesperaron y tomaron una mala decisión de la cual hoy en día no se han podido recuperar. Por desesperación muchas personas cayeron en negocios sucios, otras cayeron en robos, injusticias, otras mintieron para salir de una situación de presión, otras están viviendo un infierno en su matrimonio, y si nos ponemos a analizar todos los eventos antes mencionados nos damos cuenta que la desesperación de una manera u otra nos empuja a desobedecer a Dios. Cuantos jóvenes hoy en día no quieren esperar el tiempo de Dios para tener su pareja, ni para madurar, ni mucho menos para ser adultos. Los papeles en la sociedad de hoy se han invertido, los hijos quieren cumplir el papel de los padres y los padres quieren comportarse como hijos porque nunca supieron aprovechar cada etapa de su vida cuando Dios le dio la oportunidad, Véase El pequeño adulto. La desesperación es uno de los frutos de la impaciencia, y esta produce ansiedad, estrés, cansancio y lo peor de todo, suplanta nuestra fe.

No hay mayor expresión de incredulidad que aquella que mostramos cuando estamos desesperados.

Una persona que está desesperada siempre está ociosa, no tiene paz, incluso no puede pensar las cosas con claridad (pierde el enfoque). Una persona desesperada no puede oír la voz de Dios ni mucho menos hacer la voluntad de Dios. Una persona desesperada cree que el mundo se le está cayendo encima y que no sabe cómo sostenerlo. Una persona desesperada cree que está a punto de perderlo todo, y un corazón con tal percepción nunca opera en fe, y si no tenemos fe, Dios no puede hacer nada a favor de nuestra situación. Cuando una persona está cargada de fe, vienen tres factores a su vida: 1) Paz 2) Descanso y 3) Seguridad. La desesperación es totalmente contraria a la paciencia, y una persona que no es paciente es capaz de abortar su propósito en Dios. Hubo muchas personas que estaban a un paso de obtener la promesa, y por desesperación, terminaron tomando un camino totalmente contrario al que Dios tenía para ellos y perdieron su bendición Hebreos 6:15; 10:36. Llevaban años esperando y pasando calamidad, y en un momento de desesperación, satanás lo llevo a abortar su propósito. Por desesperación muchas personas están viviendo un infierno en su matrimonio, por desesperación muchas personas están hundidas en las deudas, por desesperación muchas personas estudiaron algo que no iba conforme a sus talentos, por desesperación hay muchas madres solteras alrededor del mundo, por desesperación hay muchos corazones heridos, por desesperación muchas personas se apartaron de la fe y hoy en día están alejadas de Dios, entre muchas cosas más.

Tomar decisiones en momentos de desesperación siempre nos lleva a perder algo de valor en nuestras vidas.

La palabra de Dios habla de un rey llamado Saúl. Si estudiamos la historia nos damos cuenta que este rey nació fruto de la desesperación del pueblo de Israel, de querer tener un rey que los gobernara y los guiara a su propósito. Y por la misma influencia de la desesperación, este mismo rey perdió su reinado. La biblia habla que este rey se vio en una situación de presión cuando veía que el pueblo se estaba yendo a pelear contra sus enemigos y ellos aún no se habían encomendado al señor porque estaban a la espera de que el profeta llegara a sacrificar el holocausto. La palabra de Dios habla que este rey se desesperó y ofreció el holocausto cayendo así en desobediencia y perdiendo completamente su reinado 1 Samuel 13:8-14. Por desesperación el rey Saúl perdió su reinado, pero tú, ¿Cuantas cosas de valor has perdido a causa de tu desesperación? Cuantos de nosotros nos hemos visto en la misma situación de este rey, estas harto de la presión de la gente porque hace muchos dejamos de vivir para Dios para empezar a vivir para los hombres. Somos expertos tomando malas decisiones por la presión de la gente y la desesperación. Muchos no han podido lidiar con la presión de grupo y han vendido su identidad solo por cuidar una reputación. Los presionan para que no vayan a la iglesia, los presionan para que tome alcohol, los presionan para que tenga relaciones sexuales antes del matrimonio, los presionan para todo y como paso con el rey Saúl, ellos terminan desobedeciendo a Dios porque unos de los males que causa la desesperación es que nos desenfocamos a tal punto que perdemos la percepción acerca de quienes somos, a quien le servimos y el por que vivimos.

Concluyo diciendo: Si estuviste por mucho tiempo pidiéndole algo a Dios, solo es cuestión de tiempo para que llegue a tu vida. El que está esperando en Dios siempre está haciendo algo para él. Solo debes entender que todo lo que llega a nuestras vidas de una manera u otra debe glorificar a Dios, de lo contrario, Dios nunca te va a dar lo que le pides. Tal vez le pediste una esposa a Dios, pero aun no tienes trabajo, no estas estudiando, no estas preparado emocionalmente y espiritualmente, no sabes tomar responsabilidades, entonces es notable que aún no es el tiempo para recibirla, y eso no quiere decir que Dios no la tenga guardada para ti. Cada vez que Dios nos va a dar una bendición, siempre prepara nuestro corazón para que aprendamos cómo administrarla. Muchas veces le pedimos algo a Dios sabiendo nosotros mismos que aún no estamos preparados para recibirla, y en ese momento es que debemos dejar que Dios nos trabaje e ir a pasar el proceso. No te desesperes, tu bendición está a la vuelta de la esquina, solo tienes que aprender a esperar el tiempo de Dios, no el tuyo. Una de las cosas que demuestra nuestra fe es que siempre estamos descansando en Dios. Con todo este tema no digo que en nuestras vidas nunca llegaran momentos de presión, al contrario, siempre llegaran momentos de presión que probaran nuestra fe, y en ese momento no debemos abandonar nuestra fe dejando que la desesperación se apodere de nosotros, porque en ese momento dejamos de oír al voz de Dios para empezar a oír la voz de satanás. Cada vez que estés desesperado, ve a su palabra y descansa en sus promesas, y en oración recuérdale a Dios todo lo que él te ha prometido, y en ese momento Dios te llenará de sus fuerzas para que puedas vencer cualquier situación. Cuando esperamos en Dios le demostramos a él que queremos hacer su voluntad, y el que hace la voluntad de Dios vive bajo cielos abiertos toda su vida.

El que espera en Dios, espera lo mejor. No hay mejor manera de esperar en Dios que sirviéndole a él.

Grandes promesas a lo que esperan en Dios:

  • Salmos 130:5-6.
  • Santiago 5:11.
  • Lamentaciones 3:25.
  • Salmos 25:4-5.
  • Salmos 40:10.
  • Salmos 62:5-8.
  • Hebreos 6:15.
  • Salmos 37:34.
  • Hebreos 10:36.
  • Isaías 40:30-31.
  • 2 Tesalonicenses 1:4.
  • 2 Corintios 1:6.

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